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El olvido social

René Vega Giles

* El olvido social.

Boris Godunov le dijo al Zar Iván, “El Terrible”: “Más que castigar al pueblo, hay que darle un poco de diversión”. (Circo).
Iván preguntó, en esa cama de muerte de la que ya nunca se levantó: ¿Y cómo vamos hacerlo?
El de la provincia de Gudonova, entonces planteó que en Moscú, San Petesburgo y Lituania se hicieran los circos de los osos; eso provocó revertir la mala imagen de “El Terrible” por parte de sus enemigos.
La sapiensa política del que fue el principal asesor de “El Terrible”, fue ejemplo en Rusia hasta del último Zar de la vieja Rusia, incluso lectura obligada de varios reyes y ex presidentes de la vieja y nueva Europa.
En México, el lema de “pan y circo”, llegó con el ex presidente de México, Plutarco Elías Calles, en una gira de trabajo por el norte del país, cuando los estados de la Península de Yucatán trataban de separarse de la República Mexicana.
Primero fue con los henequeneros, luego las castas, y al final con los de abajo, con una negociación al decir: van a tener casa propia y más apoyos del gobierno, ¿cuáles fueron?: Funciones de circo todos los domingos.
El pan y circo que utilizaron los romanos, fue retomado por los gobiernos del pasado, con la inteligencia del político viejo que hoy está terminado y tratan de ser retomado por los juniors en el poder, principalmente ex presidentes y presidentes municipales.
Tratan de llegar a un pueblo que tiene hambre y rechaza los circos, que solamente acude por la necesidad de obtener un mínimo de lo mucho que otorga a cambio de nada.
Son pocos juniors del poder que siguen sin entender a sus pueblos, porque sus asesores solamente están ahí por un salario oneroso, y al final, salen abucheados (caso Jiutepec) por las multitudes y por quienes en alguna ocasión les apoyaron.
Los politólogos sin o con estudios universitarios, se han acabado, solamente esperan tener “una buena chamba” con un trabajo sin frescura, porque en sus autos de lujo desconocen el pensar del pueblo.
De Boris Godunov a Marco Antonio (el emperador romano) la filosofía quedó pérdida en México, Morelos y sus municipios, porque dejaron de pensar en esos gobiernos que del pueblo emanan las ideas, porque el pueblo manda.
Lo peor es que en las escuelas públicas o privadas, la historia universal y nacional del pensamiento, quedó en el olvido, ya casi nadie se acuerda de esos grandes pensadores mexicanos o morelenses.
Solo por mencionar un caso, fue en el gobierno de Lauro Ortega cuando un reportero le preguntó: ¿Señor gobernador hubo un homicidio de una persona, qué hará?
En su sapiensa política, el ex gobernador contestó: “Si un morelense es asesinado, es un asunto que debemos resolver como gobierno; no me importa quién sea, porque es mi obligación”.
Las palabras del ex gobernador quedaron en la mente de muchos nativos y residentes del estado agrarista, pero quienes han estado al frente del poder público, ni las conocen y solo prefieren dar un mal circo y sin pan.
Y el pan no es solamente comida; es el pan de dar respuestas a sus más sentidas demandas que han sido olvidadas durante 30 años, porque el poder público se convirtió en el negocio de unos cuantos y sus familias.
Del pan y circo a la realidad social, la diferencia es bastante abismal. Es cruel, pero cierta.

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