El Fiscal General del Estado, Edgar Maldonado Ceballos, sabedor de que es una de las personas más cercanas y de las “confianzas” de la gobernadora Margarita González Saravia, tiene en su haber, una enorme responsabilidad que deberá cumplir sí o sí, toda vez que fue la misma mandataria estatal, quien optó por elegir a Maldonado Ceballos para estar al frente de la Fiscalía General del Estado; institución que adolece de pésima imagen, nula productividad y credibilidad social.
Y ello, a raíz desde que tomó posesión Uriel Carmona Gándara, quien lejos de cumplir con su responsabilidad como titular de la dependencia, optó por proteger intereses de las cúpulas del poder gubernamental y de quien lo llevó a ese cargo. Y me refiero al ex gobernador Graco Ramírez, quien a pesar de tener variedad de denuncias penales en contra de varios de sus ex funcionarios, jamás permitió que se avanzara en alguna carpeta de investigación, por el contrario, hizo oídos sordos y guardó silencio total, con tal de no dañar –aún más-, la pésima imagen de su ex patrón, Graco Ramírez. Y lo mismo se sigue registrando con el Fiscal Anticorrupción, Juan Salazar Núñez, quien -hasta la fecha-, ha sido señalado de prestarse al juego perverso de corrupción, proteccionismo y omisión en varias carpetas de investigación que ahí siguen en el archivo muerto de la dependencia.
Edgar Maldonado sabe que no está en un terreno firme y seguro, por el contrario, es frágil y empantanado; con docenas y docenas de asuntos que, lejos de darle celeridad, prontitud y certeza jurídica, se convirtieron en madejas de telarañas de los archivos muertos de la institución, mismos que debe rescatar, tal y como se comprometió Edgar Maldonado a hacerlo.
Y en referencia a Juan Salazar Núñez, es otro personaje que urge sea removido también del cargo, toda vez que sigue sin dar resultados, y a quien también pesa en su contra, severas acusaciones por actos de corrupción, protección y complicidad. ¿Por qué tanta espera?
¿Quién está fallando?
Es la pregunta que muchos ciudadanos se formulan, y que seguramente tiene respuestas, sin embargo, quién de los funcionarios o funcionarias del gabinete de la gobernadora Margarita González Saravia, se va a querer culpar así mismo. ¡Absolutamente nadie!
En su mayoría se autocalificarían de estar haciendo un “buen desempeño”, pero la realidad no es así. Hay varios funcionarios públicos que les quedó muy, pero muy grande el puesto que ostentan, sin embargo, quien se encargaría de realizar los ajustes y cambios necesarios en el gabinete, por lógica que es la gobernadora Margarita González Saravia, pero también habría que preguntar de todos los “recomendados” que en su momento le hicieron llegar a las manos de la mandataria estatal, quién o quiénes verdaderamente han cumplido al cien por ciento con la responsabilidad encomendada.
Margarita González llegó con poca gente de su entera confianza, por ende, quienes se fueron acercando a su equipo de su actual administración, fueron –en su mayoría-, recomendados, pero esa razón no la obliga a mantenerlos en el cargo público que ostentan, por el contrario, da pauta a que continuamente haga un análisis exhaustivo y a conciencia de cada uno, y vaya valorando el desempeño de sus funciones, porque no se puede “casar” con nadie, y menos, cuando no son y ni han sido de su confianza.
De que existe simulación de algunos funcionarios de segundo y tercer nivel, claro que existe, empero, será el cuerpo de asesores de la gobernadora Margarita González, quien le hable con la verdad y sugiera realizar los cambios oportunos y pertinentes. ¡No hay tiempo por qué esperar! Ya lo hizo con Movilidad y Transporte; en el IEBEM y en la Fiscalía General de Justicia.
Por más bonita y bella que sea la mazorca, todas en su momento se llegan a desgranar. No hay más.


