Lo Que Oímos
Héctor Parra González
*“Crimen y Castigo”: ¡Si existe, que la paguen!
Graco Ramírez hirió gravemente a Morelos, y Cuauhtémoc Blanco Bravo, pretendió darle el tiro de gracia, pero gracias al pueblo sabio, pudo corregir el nuevo destino de Morelos y los morelenses.
Lo dijimos antes de que iniciaran las campañas políticas de las candidatas a la gubernatura del estado. Y hoy, lo volvemos a decir.
Muy contados han sido los gobernadores que verdaderamente trabajaron y se entregaron por el pueblo de Morelos, no así los dos últimos, como lo fue Graco Ramírez Garrido Abreu y Cuauhtémoc Blanco Bravo, quienes, para desgracia de todas y todos los que vivimos en esta maravillosa tierra zapatista, fuimos burla por sus desprecios y humillaciones, dejando en agonía a nuestro querido estado de Morelos, creyendo muchos de los morelenses que votaron por Cuauhtémoc Blanco Bravo, de que lo rescataría de la zozobra, del miedo, de la inseguridad y que llegaríamos a ser un estado próspero, seguro y vivo, pero no fue así.
Cuauhtémoc Blanco, sabía de las condiciones en las que nos encontrábamos, y lejos de rescatarlo de la agonía sexenal en la que nos condujo Graco Ramírez, fue el mismo Blanco Bravo, quien pretendió darnos el tiro de gracia a los morelenses, sin embargo, a pesar de los miles y miles de pesos que derramó en las campañas sucias hacia la figura que en ese entonces encabezaba las preferencias electorales a la gubernatura del estado de Morelos (Margarita González Saravia), jamás logró perpetrar su cometido.
Y a raíz de sus acciones de soberbia, corrupción y complicidades de su grupo de poder, Cuauhtémoc Blanco, jamás imaginaría que la llegada al poder por la primera mujer gobernadora, fuera una realidad.
El hoy diputado federal plurinominal, sabe que las tiene perdidas, porque sepultó con él la buena fe de muchos ciudadanos morelenses que creyeron en él y se entregaron a él, pero que con el transcurrir del tiempo, y en los años de su nefasto y corrupto gobierno, dio muestras de que jamás le interesó Morelos ni los morelenses, por el contrario, pisoteó todos los sueños y esperanzas, a tal grado que hoy en día, ya nadie cree en lo que diga o pueda decir; a pesar de tener el “manto protector” como diputado federal plurinominal.
¡Morelos sigue vivo!
Y a pesar de que Cuauhtémoc Blanco pretendió darle el tiro de gracia, Morelos está resucitando paulatinamente, y no sólo por la creencia y fe de quienes amamos, crecimos y le apostamos a las voluntades de las personas que han crecido, vivido y sufrido en Morelos, sino porque aún hay y habrá hombres y mujeres (como cualquiera de nosotr@s), que si se les da la oportunidad de gobernar, querrá demostrar que no todos ni todas, estamos cortados por la misma tijera, sino por el contrario, que cuando nos toque una investidura, se habrá de cumplir las palabras en hechos, acciones y realidades, a favor de un pueblo ávido de que su voz sea escuchada y su sueño de cambio, sea una realidad.
Y hoy que tenemos a la primera mujer gobernadora, podrá tener errores como cualquier ser humano; mismos que pueden ser corregibles, pero jamás podría traicionar a un pueblo morelense que creyó en su palabra y que al final de cuentas la llevó al poder gubernamental.
Margarita González Saravia, seguro estamos que se cuestiona y cuestiona a quienes integran su gabinete:
-¿Cómo vamos?
Y como sociedad agraviada, seguro estamos que exigirá cuentas claras y transparentes, porque no hay tiempo a más improvisaciones.
Si Cuauhtémoc Blanco permitió que Graco Ramírez hiciera sus maletas para salir huyendo del estado de Morelos, como si nada hubiera pasado, los morelenses no podremos permitir que se vuelva a repetir la historia del borrón y cuenta nueva. Ni mucho menos el perdón y olvido.
Si Cuauhtémoc Blanco y sus íntimos amigos que trabajaron en su gobierno, llegan a ser responsables del posible desvío de los recursos públicos del pueblo morelense, deben ser requeridos por la justicia, y si ésta, les finca alguna responsabilidad penal al encontrarlos culpables de alguna acción ilícita, deberán pagarla.
Dijera el gran novelista ruso Fiódor Dostoyevski en “Crimen y Castigo”. ¡Si existe, que la paguen!



Cuauhtémoc Blanco
Margarita González Saravia