Internacional

Los beneficios para Chile si Michelle Bachelet llegara a ser Secretaria General de la ONU


Por: Carlos Felipe Villa Prado
Periodista

La posibilidad de que Michelle Bachelet asuma la Secretaría General de Naciones Unidas no es solo un tema de interés personal para la expresidenta chilena, sino un acontecimiento con profundas repercusiones para Chile y América Latina. Si llegara a concretarse, marcaría un antes y un después en la historia de la diplomacia nacional.
Un país pequeño en el centro del mapa mundial como Chile, con poco más de 19 millones de habitantes, no suele figurar entre los protagonistas de la política global. Sin embargo, que una chilena llegara al máximo cargo de la ONU colocaría al país en una posición de visibilidad inédita. La política exterior chilena, caracterizada por su apuesta histórica al multilateralismo, encontraría en Bachelet un símbolo vivo de su vocación internacionalista.
El peso de la experiencia de Bachelet no sería una recién llegada. Su paso como Alta Comisionada de Derechos Humanos le dio credenciales de primera línea en la arena internacional. Antes, como presidenta de Chile en dos períodos, se destacó en la construcción de consensos y en la promoción de políticas sociales. Esa trayectoria refuerza la percepción de Chile como una democracia estable, capaz de proyectar liderazgos más allá de sus fronteras.
esta elección significaría abrir una ventana para América del Sur, región que ha tenido poca presencia en la conducción de Naciones Unidas. La llegada de una mujer chilena al cargo permitiría visibilizar los desafíos comunes del continente: desigualdad, migración, violencia, crisis climática y búsqueda de modelos de desarrollo sostenible. Bachelet podría actuar como puente entre las grandes potencias y los países del sur global, rol que a Chile históricamente le ha interesado potenciar.
Se debe destacar que la impronta que Bachelet ha dejado en su carrera política —derechos humanos, igualdad de género, protección del medioambiente— coincide con las prioridades de la política exterior chilena. Tener a una compatriota en la cima de la ONU no solo amplificaría esos temas, sino que fortalecería la marca-país de Chile como referente ético y político.
Existen beneficios concretos, más allá de la proyección simbólica, hay consecuencias prácticas: diplomáticos chilenos podrían tener mayores oportunidades en agencias clave del sistema de la ONU; el país ganaría protagonismo en debates sobre cambio climático, transición energética y cooperación internacional; y aumentaría su capacidad de atraer alianzas estratégicas en ciencia, tecnología y desarrollo sostenible.
Esta nominación realizada por el Presidente Gabriel Boric es un orgullo y cohesión en tiempos complejos, en un escenario político interno marcado por la polarización, un nombramiento de tal envergadura podría convertirse en un factor de cohesión y orgullo nacional. Sería un recordatorio de que, pese a los conflictos internos, Chile es capaz de aportar liderazgos de alcance planetario.
Finalmente, la eventual llegada de Michelle Bachelet a la Secretaría General de la ONU sería mucho más que un logro personal. Representaría un activo estratégico para Chile y un impulso para toda América Latina. Pondría al país en la primera línea de las discusiones globales del siglo XXI y confirmaría que incluso una nación pequeña puede proyectar influencia mundial a través del talento y la visión de sus líderes.

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